Reflexiones: Tener esperanza

 

Reflexiones: Tener esperanza

 

Cuando Sapiens llegó al punto evolutivo de pensar lo que pensaba, es decir cuando paso a ser Homo sapiens sapiens, su inquietud ante el mundo que lo rodeaba lo hizo crear algunas estructuras que le sirvieran de andamiaje para poder sostenerse en este valle de lágrimas que se convierte la vida cuando es tomada por las circunstancias normales que viven todas las especies, y la nuestra es la única que llega a ser consciente de ello. Por esto no tardo mucho en crear múltiples dioses para justificar todo lo que le sucedía.

Con el pasar de los siglos, del lado occidental de la proporción más grande de lo que quedó de Pangea, en una zona que hoy conoceos como Grecia, la mitología desarrollada por estos pueblos llegó a ser tan humana, que al desaparecer con el tiempo muchas de las religiones monoteístas posteriores tomaron figuras claras de ella.

Algunos de los mitos y estructuras de la mitología griega son claramente vistos en el judaísmo, catolicismo y el Islamismo, más esto con el tiempo en algo ayudó psicológicamente al europeo y los habitantes de medio oriente, en todas sus castas, porque en su versión de fe siempre tuvieron la esperanza que al morir iban a parar a un paraíso tan frugal que todas las desdichas vividas valían la pena.

La esperanza ha ayudado, y ayuda, a todos aquellos que se aferran a ella para solventar un mal momento, una pésima situación, o algo inevitable. La esperanza nos mantiene creyendo que en el futuro todo será mejor y que jamás nos saldrá nada distinto a lo que anhelamos, para ello los actos de fe y ritos que implantan las distintas creencias ayudan a mantener esa llama encendida. Pero la verdad nos dice, así como lo refieren muchos filósofos llamados por algunos “pesimistas” como Schopenhauer, Nietzsche, Camus y muchos más, que la esperanza termina siendo más lastimosa que curativa, estas nos prolonga sufrimientos innecesarios y nos hace pensar en opciones que muchas veces son irreales.

Meterme en estas profundidades me haría hacer un ensayo largo del porque sería bueno o útil tener esperanza o no. Pero la verdad soy de los que piensa que cada quien tiene el derecho, y el deber, de aprender por sus propias experiencias, la verdad es que yo albergo esperanzas en muchos aspectos en los que trabajo para que se den, pero soy lo suficientemente realista para no caer en un imaginario colectivo que nos pintan un maravilloso mundo que no es, ni será jamás, porque la vida no es ni será perfecta nunca.

Lo que es bueno para unos es fatal para otros y el balance por más que se busque es una utopía que no podrá ser jamás, por ello en el fondo simplemente (lamento mucho por todos aquellos que se guían por caudillos o guías espirituales que les venden humo diciéndole que tras esta cortina hay un mundo mejor, pero lo que si demuestran estos colectivistas es que a ellos si les va bien ofreciéndolo), tener esperanza es una decisión personal, mas lo recomendable es que esta sea lo más racional posible. Como suele decir el dicho popular “Quien vive de esperanza, muere de desilusión (o desengaño)”, aunque hay muchas versiones de esta frase que varían.

,Lic. José Francisco Marcano S.

Ig: @jfranciscomarcano

Tw: @jfmarcano

 

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